Escribo, luego vivo

Escribo, luego vivo
VERGEL DE LA PALABRA

UNIVERSO MÁGICO DONDE LOS VOCABLOS ESTÁN HECHIZADOS




martes, 25 de febrero de 2014

No soy una isla

A veces no soporto lo que pasa en la sociedad actual 
y me entran ganas de evadirme de la realidad. 
Me gustaría no leer el periódico 
ni poner la radio
ni ver las noticias en internet ni en la tv. 
¡Qué bien, que alivio!

 No conocer NADA de lo que pasa en el mundo.
Nada de guerras estremecedoras 

ni de niños muriendo de hambre 
ni de terroristas que matan por ideales sin justificación
 ni de masacres de animales indefensos 
ni de políticos miserables mintiendo al ciudadano 
ni de la destrucción de los bosques por intereses comerciales…
Dejar fuera y a un lado toda la violencia… 

por un día, siquiera unas horas. 


Tierna ignorancia que me aportaría
 una pizca de sosiego al espíritu. 
¡Qué delicia! Sentir que el dolor de los demás no me afecta… 

¡Entelequia! 

Dulce mentira, imposible propósito. 
No soy una isla.

jueves, 20 de febrero de 2014

Flores para papá

Las margaritas del jardín, 
blancas, amarillas y moradas, 
desbordan de belleza 
y esta mañana he pensado 
llevar un ramo al cementerio. 
Este ritual puede ser muy consolador. 
Cuando enterramos a mi padre, 
yo estuve yendo al cementerio 
todos los días durante semanas. 
Me parecía que podía seguir gozando 
de su cálida cercanía a través 
del frío mármol del nicho.
Ahora apenas voy, 

tan solo alguna vista esporádica
 porque sé que mi padre no está allí, 
tan solo queda la presencia física 
del cuerpo que lo acompañó en vida.
Ahora no hace falta que vaya, 

a mi padre le llevo siempre conmigo, 
en mi corazón, y cada día le pido, 
con el proverbial egocentrismo 
de hija tan querida como fui, 
a la que siempre concedió todos los caprichos
 y respaldó en todos los sueños: 
“Papá, cuida de mis hijos”. 
Y estoy convencida de que, 
como en vida lo hizo, 
se desvive por hacer realidad 
todos mis deseos. 




lunes, 17 de febrero de 2014

A POR EL LUNES

Puede parecer que el lunes
 es un mal día, 
un día horrible que cuesta 
de llevar adelante. 
Te digo lo que a mí me funciona. 
Tomarme un café sin prisas,
 ojear y hojear un libro 
para impregnarme de la fragante alucinación
 de sus páginas y…
salir corriendo al trabajo, 
a la calle, a la compra…
Con mi dosis necesaria de literatura, 
estoy preparada para encontrarle 
el encanto secreto 
a este día primerizo de la semana.



viernes, 14 de febrero de 2014

Declaración de amor

Mi felicitación para todos los enamorados
 con el regalo de mi poema


Palabras de aire que queman
suspiros de pasión que encadenan
miradas de fuego que derriten.
Tu presencia es mi vida...

saber que mis dedos te alcanzan
a centímetros de mi cuerpo;
sentir el aroma de tu piel
cuando me cercas entre tus brazos;
ahondar en tus ojos
cuando me desnuda tu deseo.
Te poseo…
…y toco el cielo con mis dedos.
Porque tú…
me das vida
me inspiras
me haces reír
me vuelves loca
me regalas sueños
me quitas el aliento
…Te amo


Mtlopezpastor2009


martes, 11 de febrero de 2014

Entre calenturas

Entre los escalofríos de la gripe transcurre el tiempo de modo irreal sin noción exacta del perímetro de mi territorio. El delirio construye un universo calenturiento donde la consistencia de la enfermedad se abraza con la somnolencia de los fármacos.
Sumida en alucinaciones entre la Aurora Boreal y Morfeo, quisiera despertar a la realidad que me espera agazapada más allá de las mantas y el antibiótico. Sin embargo, los vapores de la fiebre me han regalado la visita de mi admirado Machado recitándome con voz brumosa:
“El alma del poeta
se orienta hacia el misterio.
Sólo el poeta puede
mirar lo que está lejos
dentro del alma, en turbio 

y mago sol envuelto”

Y ya veis, me encuentro mejor,
los versos del poeta me han hecho 
más efecto que el frenadol.


martes, 4 de febrero de 2014

La reina del mar

Nos sobrevolaba con la majestad 
de quien se sabe emperatriz de su territorio. 
Todo le rendía pleitesía. 
La arena fría, el mar esplendente, 
el vaporoso fulgor del sol 
que se elevaba sobre el horizonte. 
La gaviota blanca, enorme, 

con las alas extendidas, 
vigilaba nuestros pasos a cercana distancia. 
Nos contemplaba como intrusos 
que merodeaban en su imperio.
Yo incliné mi testuz 

en homenaje a su grandeza. 
Zizou ladró furiosamente y, 
por un breve lapso de tiempo, 
creí que iba a caer sobre mi leal cánido 
y devorarle cual pescado, 
sin embargo, ella, 
la gaviota excelsa y regia, 
graznó y se alejó con el gesto magnánimo
 de quien perdona la vida.
¡Cuánta poesía en los pequeños gestos!