Siempre andamos ocupados,
el tiempo se nos escapa entre los dedos
como si fuera un objeto de escaso valor
y, al fin, me doy cuenta de que es
lo más valioso que poseo.
Tal vez sea este momento,
en septiembre,
el propicio para organizar
mi tiempo de trabajo,
mi tiempo de ocio,
mi tiempo de lectura,
mi tiempo de escritura...
Lo que no voy a limitar
es mi tiempo de amar.
viernes, 2 de septiembre de 2016
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