La nostalgia no tiene rostro
ni brazos o piernas
ni huesos ni piel.
La nostalgia es como una araña,
una emoción persistente
que se enrosca en el corazón
y comienza a tejer un entramado
de sensaciones que provoca
ansiedad, asfixia, tristeza
y una telaraña de evocaciones
que te hacen sufrir
porque ya las gozado
y te han hecho feliz.
Sufro ahora mismo una intensa nostalgia
del mar
de la playa
de la arena
del horizonte que hermana cielo y agua
de las gaviotas
del perfume salobre...
se pasará, ya sé...
pero ¡qué jodida nostalgia!