Lo siento

Salimos a la calle
 y nos cruzamos con infinidad de personas 
a las que ni siquiera miramos. 
Tan sencillo como resulta entregar 
un poco de alegría al semejante. 
Tal vez hoy, como ayer y como mañana, 
se me olvidó transformar mi saludo 
en un gesto amable, 
evité la mirada de otros ojos 
que anhelaban mi atención, 
callé la palabra que podía convertir
 el recelo en alegría.
Seguramente que hoy,
 como ayer y como mañana,
podría haber sido más amable 
pero iba en plan egoísta, 
pensando solo en mis problemas.
Por ello…
Hoy, como ayer y como mañana,
 quiero decir que lo siento, 
pedir disculpas 
por esa sonrisa que no regalé
 y ese consuelo que no brindé.

Sueño y realidad

Hoy he despertado 
con el corazón palpitante de temor:
en mi pesadilla había perdido la ilusión. 
Ya despierta, frente a la fría mañana, 
he recapitulado con mi conciencia:
Me niego a que me quiten los sueños.
Conservo, protejo y preservo la pureza, 
la paradoja y la entelequia de mis sueños,
a pesar de que tengo los pies en el suelo
y miro de frente la realidad que me encadena
a responsabilidades laborales, sociales y familiares.

Porque la realidad me esclaviza 
pero mis sueños me hacen libre.

Sangre de tinta

Llega esta hora y la siento revolverse 
como una hydra enloquecida,
agazapada bajo el ocaso, 
entrelazada en las raíces de los naranjos, 
bajo las piedras o detrás de la sierra… 
La inspiración espera,
 tenaz y alerta, 
convertida en tinta sangrante, 
voluptuosa, fluctuante, acuosa y meliflua. 
Aguarda su momento álgido, 
el instante en que surgirá como el clímax…
la inefable revelación de las neuronas
 impulsadas por el golpe de tos 
de aquella musa victoriana 
que me prestó Lovecraft.

BIENVENIDO 2014

No hay murallas inexpugnables 
ni sueños imposibles 
ni aspiraciones quiméricas
 ni parajes prohibidos. 
Todo es posible con la fuerza de voluntad, 
la tenacidad y el trabajo. 
No voy a esperar sentada, 
voy a iniciar el nuevo camino 
que me ofrece este año 
para perseguir viejos sueños,
 con paciencia y constancia. 
Voy a saldar viejas cuentas 
y terminar asuntos pendientes.