Seguramente que a alguno de vosotros le pasa como a
mí, que cuando entro en una librería es como traspasar el umbral de lo sagrado.
Líneas verticales y horizontales, rectas, ángulos y
paralelepípedos sujetando el manantial del saber.
Tomos, lomos, páginas, párrafos, palabras… fantasía
y realidad codo a codo, litigios y ultratumba dormitando juntos, libélulas y
esferas celestes volando a la par, rosas y ciénagas con perfume y hedor, rencores
entretejidos con el hilo del destino, amores catapultados a la historia del
olvido…
Alicia y Don Quijote juegan al escondite, Wilde y
Ovidio recitan amores, Wordsworth y Rosalía de Castro pergeñan poemas, Sherlock
Holmes y Platero cabalgan por la pradera, Verne y Bronte escalan cumbres en
globo, Drácula y Frankestein se aterrorizan, Machado y Santa Teresa abren
caminos, Pope y Novalis cristalizan pensamientos, Agatha Christie y Bécquer
sustentan el misterio, Quevedo y Darío entretejen versos, Sinuhé y Yaiza se dan
la mano a través de los siglos…
Todo es posible en los libros.
Es un milagro, un don del escritor, de este ser
tocado por la gracia que sabe transmitir fantasías y sentimientos, que puede
convertir sus historias mágicas en páginas.
#MaríaTeresaLópez