
Sobreviven los recuerdos
plenos de verso, de gozo y de remordimientos.
La mirada se encadena a cada pieza
que fue testigo de placer intenso.
El recuerdo perdura vibrante,
plenos de verso, de gozo y de remordimientos.
La mirada se encadena a cada pieza
que fue testigo de placer intenso.
El recuerdo perdura vibrante,
melancólico y bonancible;
el recuerdo vive hermoso,
el recuerdo vive hermoso,
traslúcido y sereno.
Se ha quedado sobre el sofá,
en los azulejos de la ducha,
sobre la almohada fragante,
en el vaso con tus huellas,
en el hueco tras la puerta…
en la mano que se despide
y dice adiós, adiós para siempre.
No volverás. No volveré.
Se ha quedado sobre el sofá,
en los azulejos de la ducha,
sobre la almohada fragante,
en el vaso con tus huellas,
en el hueco tras la puerta…
en la mano que se despide
y dice adiós, adiós para siempre.
No volverás. No volveré.
Terminó el amor prohibido.
Jamás nos recuperaremos.
Jamás nos recuperaremos.
11 comentarios:
con lo sano y gratificante que resultaba eso del amor prohibido...
Un poema lleno de belleza y estilo; da gusto leerlo; una maravilla.
Un abrazo.
Esos recuerdos son dolorosos vividos así.
Quizás vistos desde otra perspectiva podrían resultar agradables.
Todo es cuestión de óptica.
Besos.
Se quedan en recuerdos... lástima!
Con lo que has sugerido en esos momentos de sofá y azulejos.
Un saludo.
Aunque pensemos en la desesperación de lo no recuperable, tenemos el ser humano esa gran fuerza de recuperar el estado de felicidad que quedó detrás de la puerta de la vida.
uffffff, eso dolió.
besos
Amiga María Teresa; los recuerdos son parte importante de la vida; creo que son los residentes de la memoria; o ésta, la casa de los recuerdos; creo que viven en nosotros como esencia de momentos vividos, que yacen en reposo hasta que una palabra les hace tomar nuevamente vida, y se renuevan.
Amiga, gracias por tu visita y comentario, Es un placer leerte.
Jecego.
¡Hola Maria Teresa!
Esos recuerdos, perdurables en el tiempo.
Son huellas.
Huellas queridas.
Huellas temidas.
Saludos de J.M. Ojeda
Esas remembranzas amorosas que nunca se van, mas debemos seguir conociendo. Besos Mi linda "Mariaté".
Salud-os desde mi pasado amoroso.
Hola, María Teresa:
¿Sabes algo, preciosa?, a veces, llega el momento de olvidar; pues, el amor acaba y tan sólo quedan de él los recuerdos hermosos de esos instantes vividos y se dice que: «Recordar es vivir». Yo disfruto de esos instantes.
En otro sentido, te agradezco, querida María Teresa, por sacar ese valioso espacio de tiempo tan sólo para entrar a saludarme.
Yo, venciendo distancias, te hago llegar mis más cálidos y tiernos abrazos.
Los bellos recuerdos siempre los llevamos en el corazon, muy
bonito el poema, un placer leerte.
que tengas una feliz semana.
Y atrás quedó la historia. Pero lo vivido quedará siempre en nuestra conciencia. Para toda la vida.
Un saludo.
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