Alguna tarde,
me siento a contar jazmines
mientras
los últimos rayos de sol
se acuestan apasionadamente sobre la sierra,
en un
ejercicio que no tiene nada de casto.
Tímidas sombras ganan terreno al campo
y los
geranios se echan a dormir
mientras las margaritas suspiran
y el baladre se
balancea.
Contar jazmines es un ejercicio laborioso
y su
fragancia penetrante me emborracha.
Mañana me veré obligada a acudir
a la
“Asociación de afectados por vapores olorosos”, obviamente de modo
anónimo.
10 comentarios:
Fundaremos una "Asociación de Inhaladores Florales Anónimos :)) la AIFA.
Bss
El aroma de las flores nos proporciona ese lado invisible de lo hermosa que es la naturaleza.
Un saludo muy cordial.
Una forma diferente y muy aromática de entretenerse.Besicos
Tu poema, un ejemplo de la imagen olfativa. El olor a jazmines queda vivo en la memoria olfativo. Un abazo. carlos
Una agradable adicción, no te cures de élla.
Besos
Una entrada divertida.
Gracias
Un abrazo
Buena adicción , no creo que tengas que ir a ningún sitio. Me encanta el olor de los jazmines.
Saludos
Hermoso ejercicio el oler aromas de flores....y como llegan a nuestros sentidos y sensaciones producidas....
Fuerte abrazo
Qué bonito final MTeresa. Me ha gustado mucho.
Besicos muchos.
un placer leerte
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