Nunca me fui nunca te abandoné nunca dejé de observarte nunca te dejé solo. Extendía mis brazos y me sentías cercana. Estuve a tu lado siempre en tus lágrimas de soledad en tus tristes silencios en tus palabras forzadas en tus pasos perdidos en tus proyectos sin aliento. Mi sombra abrazaba tu cuerpo. Acompañé tu dolor puse nombre a tus gemidos enumeré tus suspiros llené tus instantes. Edifiqué los peldaños de tu horizonte. Nunca me fui no me he ido sigo contigo.
Alguna tarde, cuando el sosiego invade el campo perfumado de lavanda y jacarandas, me siento a contemplar el sol que se eclipsa tras la sierra mientras evoco todos mis recuerdos que se pasean en fila ante mi nostalgia.
Viajar a paraísos mágicos en el espacio y en el tiempo, conocer a seres maravillosos y vestiglos terroríficos, vivir experiencias desopilantes y aventuras sicalípticas, gozar febrilmente la sinergia y la serendipia.
Escribo porque no puedo evitarlo, porque lo necesita mi cuerpo y mi alma, tanto como respirar y comer, como amar a mi familia y querer a mis amigos, como leer y pasear por la naturaleza...Escribo con la intensidad que quiero a mi pueblo y con la ternura que protejo a mis perros.