Escribo, luego vivo

Escribo, luego vivo
VERGEL DE LA PALABRA

UNIVERSO MÁGICO DONDE LOS VOCABLOS ESTÁN HECHIZADOS




viernes, 29 de octubre de 2010

Fumar es un placer


Hubo un tiempo en el que yo fumaba...
de hecho, era una fumadora brutal,
obsesiva y empedernida.
Aspiraba cada calada
como si fuera la última
y no concebía acto alguno de mi vida
que no estuviera asociado al cigarrillo.
¡Qué feliz fui en aquella época!
Pero el día más feliz de todos
fue aquél que me dije:
hoy me dejo de fumar.
Y lo conseguí.

miércoles, 27 de octubre de 2010

Silencio


En el nido de mis palabras
se despereza el silencio
como un regalo del presente.
En mitad de las sílabas,
abrigado por los acentos,
adornado por las comas,
ataviado con los puntos,
se erige como rey absoluto
el sobrentendido,
el callado, el mudo,
el clarificador silencio.

No más palabras,
no más dudas, no más intermedios.
El silencio cubre el perdón,
abre puerta al regreso
y cierra heridas con besos.

Palabras vanas, volad al aire,
escapad al abismo,
dejadme sola, a solas, sólo con el silencio.
Calla y escucha al corazón que habla.





martes, 12 de octubre de 2010

El milagro de la naturaleza


A pesar de las previsones meteorológicas
de lluvia y bajada de temperaturas
en seis o siete grados,
tuve la audacia de tomarme permiso
para disfrutar el "acueducto" del Pilar.
Mi inmenso amor al mar y la playa
me lleva a saborearlo
en todas sus facetas y estaciones.
Me da igual que esté gris o azul,
nublado o soleado,
tranquilo o bravío.
Pues bien,
ha sucedido un milagro en el mar:
a treinta kilómetros en una y otra dirección
ha diluviado en forma peligrosa
mientras en "mi mar"
la arena ha estado cubierta por cuerpos al sol,
relajados ante la perfecta belleza marina
bajo un sol que ha iluminado cariñosamente
a los que nos hemos acercado a gozarle.
Ha sido increíble,
estamos a mediados de octubre
y la temperatura ha sido magnífica
para disfrutar del aire libre.
La naturaleza es así,
maravillosa, inesperada...
un regalo divino.



viernes, 8 de octubre de 2010

LA FESTA


¡Cómo pasa el tiempo!
Ha entrado el otoño,
se han celebrado en mi pueblo
las fiestas patronales de Moros y Cristianos
en honor de San Francisco de Asís.
Ha terminado la algarabía y la música
las calles han recobrado su normalidad
la gente ha vuelto a su trabajo.
Todo termina
y la rutina se esconde en cada esquina.

Es la suerte de estar vivos
y también
la de sentirse vivos.